jueves, 17 de febrero de 2011

De entre todo lo efímero, lo intangible, de los miedos, los sueños, los recuerdos...

Hay canciones, lugares, olores, incluso sabores que van firmados con el fuego de un gran recuerdo. Cómo puede sino hacernos llorar una imagen, unas cuantas notas robadas de una guitarra, o un montón de letras puestas así, una tras otra, por el capricho de quien cogió su pluma. Por asociación, porque un día alguien te canto esa canción, te silbo en el oído unas notas cualesquiera, que a partir de ese momento, serían vuestras notas.  Porque una noche, cuando volvías inundada por la emoción un beso, o de una lagrima, entre todo lo que tenias a tu alcance escogiste ese libro y desde ese momento, entre tú y esas líneas se estableció un vínculo, la unión de compartir un gran momento.
Y así, va pasando el tiempo, y poco a poco nuestra vida se llena de símbolos a los que estamos unidos por la magia de un momento pasado. Y tan tierno, como melancólico, tan dulce como doloroso, nuestros recuerdos nos acompañan, nos advierten, nos enseñan y nos engañan.
Claro que no siempre los queremos cerca y como dice Sabina, “al encalar la casa” metemos todo lo que nos une a esos recuerdos, que ahora son dolorosos, en una caja condenada a un armario y escondemos parte de lo que somos, por no poder soportar la comparación inevitable de sentir que entonces, cada día convertíamos una simpleza en algo importante y que ahora todo lo que se supone importante nos parece una simpleza.

2 comentarios:

  1. Por suerte o por desgracia, los recuerdos en sí no pueden guardarse en cajones. Un recuerdo doloroso siempre nos hará entristecernos y un recuerdo alegre nos seguirá sacando una sonrisa por mucho que pase el tiempo. Me ha encantado el texto.

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  2. Ojalá tengas razón y uno no pueda enterrar un recuerdo en un lugar de la memoria, porque eso borra parte de lo que somos. Pero no has dejado nunca de hacer algo porque te dolía y has terminado por olvidar porque dejaste de hacerlo. Creo que el cuerpo por su propia naturaleza, en su afán por sobrevivir es capaz de bloquear muchas cosas.

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