Día 1: los destinos resultan a veces difusos, confusos, extraños, improvisados, solitarios. Así es hoy Sevilla, una Sevilla solitaria y melancólica, repleta de pensamientos y llamadas telefónicas, una Sevilla que se muestra preciosa y solemne, una Sevilla donde no se puede compartir la imagen que impregna la retina, el frescor del río, la pasión del flamenco o el sabor suave de un vino frío en una terraza. Y entre cambio y cambio, lo que tenía que haber sido un viaje repleto de risas, cervezas, fiestas, confesiones y recuerdos, se cambia por las miradas al infinitos, los largos momentos de silencio, los paseos sin rumbo fijo. Escribí en otra ocasión que las cosas o los lugares terminan siendo importantes por una asociación, por el vinculo de compartir un gran momento. Y eso será Sevilla para mi, mi destino en solitario, la ciudad que me acoge y evita mi soledad con la alegría de la gente, con la calidez del sol y la mezcla de olores en las calles. Asi será mi Sevilla, maternal, protectora, luminosa y alegre.
Tenía
tanto en que pensar cuando el avión aterrizaba, que las ideas se le
atropellaban en la mente, a veces prefería cerrar los ojos y dormir, pero sus
pensamientos incansables invadían los sueños, y continuaban con su desordenado
alboroto, generando ansiedad y obsesión. Entonces despertada y mezclaba su
realidad con la de su mente y ellos conseguían protagonizar su vida y relegarla
a un papel secundario, quizá sea demasiado benévola, ellos conseguían
convertirla en mera espectadora de su realidad. La cobardía e ilusión de una huida se apoderaban de ella continuamente, tan a
menudo que consiguió hacer huir a su mente mientras ella vagaba por su vida sabiendo que su
esencia más profunda estaba lejos, en un lugar remoto dentro del cuerpo, donde
nadie la ve, donde nadie la alcanza.
La vida
se le asemejaba a un rio basto y
arrasador, un régimen turbulento que nos
convertía en insignificantes gotas condenadas a seguir la corriente. Un trabajo
decidido sin la madurez de un adulto, una opción universitaria tomada demasiado
pronto, con demasiada simplicidad, una forma de vida que nadie le advirtió. Un
gremio sordido donde las cifras se disparan y con ellas la arrogancia, la
prepotencia y la deshonra. El dinero como principal responsable, como principal
objetivo, el poder, la ambición de asustar bajo rango. Un mundo
donde los inseguros se hacen un hueco bajo su título o puesto y se atreven a
mirar al mundo a la cara con su disfraz de ingeniero, pero temerosos y débiles
como han sido siempre, un mundo donde unos a otros se recuerdan que son la
cúpula de la sociedad, un mundo sin calidad humana, donde la honradez sufre el
más abosuto de los desprestigios, donde la mentira es la indiscutible dueña y
señora de cada conversación, donde la duda es de incompetentes y los ordinarios alaridos de profesionales.
Pero
pararse a pensar no es sencillo, mirar de frente a la realidad y decirle, mira,
lo nuestro es imposible.